viernes, 29 de junio de 2012

VIVAN LAS VACACIONES!!!!

     Durante el año habeis demostrado ser unos auténticos LIBRÓFAGOS y LIBRÓFAGAS. Habeis devorado muchos libros y disfrutado de decenas de lecturas. Ahora toca descansar!!!  

    
    Os esperan horas de :  calor, de playa, sentados en un  sofá cerca del aire acondicionado; o sentados en un  tren que os lleve al paraíso,  atardeceres  desde una silla plegable en la parcela de un camping; o a la puerta de casa tomando la fresca, tumbados en la piscina, durante las  horas de espera para bañarme sin que me de un corte de digestión, en la terraza de un bar mientras espero a mis amigas, cuando me voy a dormir, mientras desayuno en el jardín, .....
Se presentarán miles de ocasiones para meteros dentro de un libro.
Disfrutadlas!!!! Y compartidlas!!!

     Como este blog no estará muy activo durante el Verano os propongo, librófagos y librófagas, que hagais comentarios a esta entrada compartiendo vuestras lecturas .
¿vale?. Empezaré yo.

Mi recomendación os llevará a una terrible prisión en la Isla de If, frente a Marsella donde un joven lleva preso injustamentedurante años. Sus enemigos ( políticos, y de los otros) le tienden una trampa el día antes de casarse con su amada Mercedes. En la cárcel conocerá a un sabio también preso que le enseñará a vivir y le dará la oportunidad de escaparse, hacerse rico y poder llevar a cabo su venganza.... ¿ Alguién se lo imagina?....Una pista....es de Alejandro Dumas.....

lunes, 4 de junio de 2012

LEPANTO Y ELORO DEL REY


Durante los siglos XVI y XVII  España estuvo gobernada por los Austrias.  El reinado de Felipe II  se caracterizó por su defensa obsesiva del catolicismo y de la Contrarreforma  que lo llevó a participar en conflictos armados como la Batalla de Lepanto.

La Batalla deLepanto fue un combate naval de capital importancia que tuvo lugar en 1571 en el golfo de Lepanto,  situado en la Grecia continental.

Se enfrentaron en ella los turcos otomanos (musulmanes) contra una coalición cristiana, llamada Liga Santa, en la que participó el Reino de España (reinado de Felipe II) junto a los Estados Pontificios (el Papa) y otros estados europeos del Mediterráneo. Los cristianos resultaron vencedores, salvándose sólo 30 galeras turcas. Se frenó así el expansionismo turco por el Mediterráneo occidental. En esta batalla participó Miguel de Cervantes, que resultó herido, sufriendo la pérdida de movilidad de su mano izquierda, lo que valió el sobrenombre de «manco de Lepanto». Este escritor  calificó la batalla como «la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros».
                                                 
                    
Os dejo una breve descripción de esta batalla:[

Jamás se vio batalla más confusa; trabadas de galeras una por una y dos o tres, como les tocaba... El aspecto era terrible por los gritos de los turcos, por los tiros, fuego, humo; por los lamentos de los que morían. El mar envuelto en sangre, sepulcro de muchísimos cuerpos que movían las ondas, alteradas y espumeantes de los encuentros de las galeras y horribles golpes de artillería, de las picas, armas enastadas, espadas, fuegos, espesa nube de saeta... Espantosa era la confusión, el temor, la esperanza, el furor, la porfía, tesón, coraje, rabia, furia; el lastimoso morir de los amigos, animar, herir, prender, quemar, echar al agua las cabezas, brazos, piernas, cuerpos, hombres miserables, parte sin ánima, parte que exhalaban el espíritu, parte gravemente heridos, rematándolos con tiros los cristianos. A otros que nadando se arrimaban a las galeras para salvar la vida a costa de su libertad, y aferrando los remos, timones, cabos, con lastimosas voces pedían misericordia, de la furia de la victoria arrebatados les cortaban las manos sin piedad, sino pocos en quien tuvo fuerza la codicia, que salvó algunos turcos.

                                                                Luis Cabrera de Córdoba



Sobre la España del siglo XVII os dejo un fragmento de un libro de aventuras  del capitán Alatriste, personaje creado por el escritor Arturo Pérez Reverte que ha sido llevada al cine. Arturo Pérez-Reverte relata en Las aventuras del capitán Alatriste las historias de un veterano de los tercios de Flandes que malvive como espadachín a sueldo en el Madrid del siglo XVII. Sus peligrosos y apasionantes lances nos sumergen en las intrigas de la Corte de una España corrupta y en decadencia.

                                             

En” El oro del rey” Reverte nos cuenta la llegada de Alatriste  a Sevilla en 1626 a su regreso de Flandes, donde ha participado en el asedio y rendición de Breda. El capitán Alatriste y el joven mochilero Íñigo Balboa reciben el encargo de reclutar a un pintoresco grupo de bravos espadachines para una peligrosa misión, relacionada con el contrabando del oro que los galeones españoles traen de las Indias. Los bajos fondos de la turbulenta ciudad andaluza, el corral de los Naranjos, la cárcel real, las tabernas de Triana, los arenales del Guadalquivir, son los escenarios de esta nueva aventura, donde los protagonistas reencontrarán traiciones, lances y estocadas, en compañía de viejos amigos y de viejos enemigos.
                                
                                                EL ORO DEL REY

Aquella velada había de resultar agitada y toledana; pero antes de llegar a ello tuvimos cena e interesante plática. También hubo la imprevista aparición de un amigo: Don Francisco de Quevedo no le había dicho al capitán Alatriste que la persona con la que iba a entrevistarse por la noche era su amigo Álvaro de la Marca, conde de Guadalmedina. Para sorpresa de Alatriste, y también mía, el conde apareció en la hostería de Becerra apenas se puso el sol, tan desenvuelto y cordial como siempre, abrazando al capitán, dedicándome una cariñosa cachetada, y reclamando a voces vino de calidad, una cena en condiciones y un cuarto cómodo para charlar con sus amigos (…)Álvaro de la Marca prosiguió su relato. Aletargada por los beneficios del comercio ultramarino, Sevilla, como el resto de España, era incapaz de sostener industria propia. Muchos naturales de otros países habían logrado establecerse, y con su tenacidad y su trabajo eran ahora imprescindibles. Eso les daba una situación de privilegio como intermediarios entre España y toda la Europa contra la que nos hallábamos en guerra. La paradoja era que mientras se combatía a Inglaterra, a Francia, a Dinamarca, al Turco y a las provincias rebeldes, se les compraba al mismo tiempo, mediante terceros, mercaderías, jarcia, alquitrán, velas y otros géneros necesarios tanto en la Península como al otro lado del Atlántico. El oro de las Indias escapaba así para financiar ejércitos y naves que nos combatían. Era un secreto a voces, pero nadie cortaba aquel tráfico porque todos se beneficiaban. Incluso el Rey.

-El resultado salta a la vista: España se va al diablo. Todos roban, trampean, mienten y ninguno paga lo que debe.

-Y además se jactan de ello -apuntó Quevedo.

-Además.

En ese panorama, prosiguió Guadalmedina, el contrabando de oro y de plata era decisivo. Los tesoros importados por particulares solían declararse en la mitad de su valor, merced a la complicidad de los aduaneros y empleados de la Casa de Contratación.

Con cada flota llegaba una fortuna que se perdía en bolsillos privados o terminaba en Londres, Ámsterdam, París o Génova.

Ese contrabando lo practicaban con entusiasmo extranjeros y españoles, comerciantes, funcionarios, generales de flotas, almirantes, pasajeros, marineros, militares y eclesiásticos. Era ilustrativo el escándalo del obispo Pérez de Espinosa, quien al fallecer un par de años antes en Sevilla había dejado quinientos mil reales y sesenta y dos lingotes de oro, que fueron embargados por la Corona al averiguarse que procedían de las Indias sin pasar aduana.

-Aparte de mercancías diversas -añadió el aristócrata-, se calcula que la flota que está a punto de llegar trae veinte millones de reales en plata de Zacatecas y Potosí, entre el tesoro del Rey y de los particulares... Y también ochenta quintales de oro en barras.

-Es sólo la cantidad oficial -precisó Quevedo.

-Así es. De la plata se calcula que una cuarta parte más viene de contrabando. En cuanto al oro, casi todo pertenece al tesoro real... Pero uno de los galeones trae una carga clandestina de lingotes. Una carga que nadie ha declarado.

Se detuvo Álvaro de la Marca y bebió un largo trago para dejar espacio a que el capitán Alatriste asumiera bien la idea. Quevedo había sacado una cajita de tabaco en polvo, del que aspiró una pizca por la nariz. Luego de estornudar discretamente, se limpió con un pañizuelo arrugado que extrajo de una manga.

-El barco se llama Virgen de Regla -continuó al fin Guadalmedina-. Es un galeón de dieciséis cañones, propiedad del duque de Medina Sidonia y fletado por un comerciante genovés de Sevilla que se llama Jerónimo Garaffa... A la ida transporta mercancías diversas, azogue de Almadén para las minas de plata y bulas papales; y a la vuelta, todo cuanto pueden meterle dentro. Y puede meterse mucho, entre otras cosas porque está averiguado que su desplazamiento oficial es de novecientos toneles de a veintisiete arrobas, cuando en realidad los trucos de su construcción le dan una capacidad de mil cuatrocientos...

El Virgen de Regla, prosiguió, venía con la flota, y su carga declarada incluía ámbar líquido, cochinilla, lana y cueros con destino a los comerciantes de Cádiz y Sevilla. También cinco millones de reales de plata acuñados -dos tercios eran propiedad de particulares -, y mil quinientos lingotes de oro destinados al tesoro real.

-Buen botín para piratas -apuntó Quevedo.

-Sobre todo si consideramos que en la flota de este año vienen otras cuatro naves con cargas parecidas -Guadalmedina miró al capitán entre el humo de su pipa-... ¿Comprendes por qué los ingleses estaban interesados en Cádiz?

-¿Y cómo lo saben los ingleses?

-Diablos, Alatriste. ¿No lo sabemos nosotros?... Si con dinero puede comprarse hasta la salvación del alma, imagínate el resto. Te veo algo ingenuo esta noche. ¿Dónde has estado los últimos años?... ¿En Flandes, o en el limbo?

Alatriste se sirvió más vino y no dijo nada. Sus ojos se posaron en Quevedo, que amagó una sonrisa y encogió los hombros. Es lo que hay, decía el gesto. Y nunca hubo otra cosa.

-En cualquier caso -estaba diciendo Guadalmedina-, importa poco lo que el galeón traiga declarado. Sabemos que carga más plata de contrabando, por un valor aproximado de un millón de reales; aunque en este caso también la plata es lo de menos. Lo importante es que el Virgen de Regla trae en sus bodegas otras dos mil barras de oro sin declarar -apuntó al capitán con el caño de la pipa-... ¿Sabes lo que esa carga clandestina vale, tirando muy por lo bajo?

-No tengo la menor idea.

-Pues vale doscientos mil escudos de oro.

El capitán se miró las manos inmóviles sobre la mesa. Calculaba en silencio.

-Cien millones de maravedís -murmuró.

-Exacto -Guadalmedina se reía-. Todos sabemos lo que vale un escudo.

Alatriste alzó la cabeza para observar con fijeza al aristócrata.

-Vuestra merced se equivoca -dijo-... No todos lo saben como lo sé yo.

Guadalmedina abrió la boca, sin duda para una nueva chanza, pero la expresión helada de mi amo pareció disuadirlo en el acto.                  

Conocíamos que el capitán Alatriste había matado hombres por la diez milésima parte de tal cantidad. Sin duda en ese momento imaginaba, igual que yo mismo, cuántos ejércitos podían comprarse con semejante suma. Cuántos arcabuces, cuántas vidas y cuántos muertos. Cuántas voluntades y cuántas conciencias.

Se oyó un carraspeo de Quevedo, y luego el poeta recitó, grave y lento, en voz baja:

Toda esta vida es hurtar,

no es el ser ladrón afrenta,

que como este mundo es venta,

en él es propio el robar.

Nadie verás castigar

porque hurta plata o cobre:

que al que azotan es por pobre.

Después de eso hubo un silencio incómodo. Álvaro de la Marca miraba su pipa. Al fin la puso sobre la mesa.

                                                           Arturo Pérez-Reverte

domingo, 3 de junio de 2012

EL FARAÓN DYOSER Y LA CRECIDA DEL NILO


Como sabeis, el Antiguo Egito no habría existido sin el río Nilo, pues solo en su valle y en su delta se podía cultivar gracias a las crecidas  del río cuyo limo fertilizaba esas tierras. Más allá de estas zonas solo había desiertos.
La leyenda que os dejo como lectura trata de lo importante que era el río Nilo para el pueblo egipcio. La he seleccionado de una página que tiene un grupo de personas que le fascina la historia de Egipto llamados "Amigos de la Egiptología".  Aquí conoceréis otras  historias, cuentos y leyendas, que se contaban en el Antiguo Egipto, procedentes del corazón de su pueblo; tradiciones que pasaban de padres a hijos o que recogían los escribas y leían en las escuelas.




                              EL FARAÓN DYOSER Y LA CRECIDA DEL NILO

Sentado en su trono, silencioso y apenado, se encontraba el faraón Dyoser.
Egipto había caído en desgracia ya que hacía siete años que la crecida del Nilo era insuficiente. No había agua suficiente para regar las tierras, y las reservas de los graneros, que hasta ahora habían permitido al pueblo alimentarse, se estaban quedando vacíos.
                                                        El faraón Dyoser y la crecida del Nilo

Los meses pasaban y la preocupación del faraón aumentaba. Su pueblo no tenía apenas con qué alimentarse, los campesinos observaban con tristeza los campos secos, los niños lloraban y los ancianos se debilitaban. Incluso los templos se cerraban por falta de ofrendas a sus dioses.
El Nilo se negaba a fecundar la tierra de Egipto. Por eso, decidió pedir ayuda a su amigo y primer ministro Imhotep, arquitecto, médico, mago y astrólogo.
- Nuestro país está sufriendo una grave situación – dijo el rey dirigiéndose a Imhotep -. Si no encontramos una solución moriremos de hambre. Hay que darse prisa y descubrir dónde nace el Nilo para saber cuál es el poder divino responsable de que suban las aguas.
                                            El faraón Dyoser y la crecida del Nilo

Imhotep se marchó a Heliópolis, donde se encontraba el gran templo de Thot, dios de la sabiduría y protector de los escribas. Buscó entre los libros sagrados y documentos más antiguos que hablaran sobre la crecida del Nilo y volvió al palacio para informar a Dyoser.
- Eres el primer faraón que se interesa por los secretos de los caudales del Nilo – comentó Imhotep mientras desenrollaba un montón de papiros, y prosiguió -. Los textos indican que en el sur de Egipto se encuentra la isla de Elefantina. Allí apareció la luz divina cuando decidió dar vida a todos los seres. El Nilo nace en ese lugar, en dos cavernas de donde manan todas las riquezas de la tierra. Cuando lo desea, el Nilo fertiliza sus orillas.
- ¿Quién vigila esas cavernas? – preguntó ansioso el faraón.
- El dios Jnum, quien modela en su torno de alfarero a todos los seres. Se encuentra en Elefantina y retiene bajo sus sandalias el caudal del río. Mientras no las levante no habrá crecida. Jnum es quién dispone las tierras fértiles del Alto y del Bajo Egipto, quien hace crecer el trigo, quien hace posible la producción de piedras en las canteras para elevar los templos. Gracias a él prosperan los animales y las plantas.
                                                  El faraón Dyoser y la crecida del Nilo 
                                                  Para conseguir que Jnum liberara la crecida, Dyoser tuvo que ir a Elefantina en busca de una paleta de escriba y una cuerda de agrimensor para medir los campos. El faraón imploró los favores del dios pidiéndole la salvación de su pueblo. Pero sus plegarias no fueron atendidas. Sin embargo, decidió quedarse en la isla de Elefantina luchando hasta el final, aunque le costara la vida
Dyoser, vencido por el cansancio se quedó dormido, y en sus sueños se le apareció el dios Jnum. El rey alzó sus manos en señal de respeto, y el dios le habló.
                                                    El faraón Dyoser y la crecida del Nilo
- Soy Jnum, el dios creador; dame un abrazo para que mi magia te proteja... ¿Qué te sucede Dyoser? ¿Por qué me llamas con tanta insistencia?
- Estoy preocupado por mi país y mi pueblo.
- ¡Tienes motivos para estarlo! Te he dado numerosos materiales para que edifiques templos y construyas estatuas a los dioses y tú no los has hecho. Tienes que restaurar los monumentos antiguos y construir otros nuevos. El pueblo de Egipto debe adorar a sus dioses y el faraón dar ejemplo. Ahora ya sabes los motivos de mi enfado.
                                              El faraón Dyoser y la crecida del Nilo                  
Jnum, señor del Nilo y de la fecundidad de las tierras de Egipto, vigilaba las dos grutas que se encontraban en el santuario secreto del templo de Jnum de esta isla. De allí procedían las fuentes del Nilo. Una puerta impedía a los humanos el acceso para evitar que descubrieran el secreto e hicieran mal uso de él.
- Por ti, que eres el servidor de los dioses y de tu pueblo, abriré esta puerta dejando circular el caudal del Nilo. Regará sus orillas y sus campos se fertilizarán. Egipto prosperará – dijo Jnum, y cogiendo de la mano a Dyoser le llevó al fondo de las dos grutas, donde el Nilo dormía en forma de serpiente debajo de sus sandalias.
- Mi maestro de obras Imhotep edificará tu templo en la isla del origen del mundo y tu santuario guardará para siempre el secreto de la crecida del Nilo – añadió el faraón.
                                              El faraón Dyoser y la crecida del Nilo
Jnum levantó sus sandalias.
La serpiente se convirtió en un joven fuerte con la cabeza cubierta de cañas que se emergió en el agua estancada transformándola en una caudalosa riada.
Cuando Dyoser despertó, observó que el caudal del Nilo fluía con fuerza. A sus pies estaba la tabla de escriba con un texto grabado: una plegaria al dios Jnum que nunca debería olvidarse.
Ese mismo día ordenó que iniciaran las obras de construcción de un templo dedicado a Jnum. En sus muros se escribiría en jeroglíficos la plegaria para que cada año subieran las aguas del Nilo regando sus campos y procurando la prosperidad del pueblo egipcio.

                                                                                               CRISTINA CARRACEDO

sábado, 2 de junio de 2012

LOS NAZIS BEBÍAN FANTA


    El Berlín de entreguerras era una ciudad efervescente de cabarets y orquestas de swing ( como la orquesta de James Kok con espectáculo diario) . El director estadounidense Bob Fosse lo retrató en la excepcional película Cabaret.
A medida que el nacismo avanzaba este tipo de arte se fué despreciando y considerando arte degenerado ( Entartete Kunst) . Todo lo que no fuera puramente alemán y nazi era eliminado : la música de swing porque era negra y tocada por judíos ( El propio James Kok, judío, termina en un campo de concentración), la pintura expresionista (aquí teneis un homenaje a los que llamaron  pintores "degenerados" ), y despúes...poco a poco fueron librando su Gran Alemania ( que seguía expandiendose) de judíos, negros, refugiados de todos los países, homosexuales, enfermos mentales,comunistas, socialistas o republicanos españoles. Resumiendo: todo lo que no fuera puramente nazi y alemán.
El violinista azul de Marc Chagall. Judío, ruso, participante en la Revolución Soviética...era blanco de los nazis. Vivía en París cuando entraron los nazis y tuvo que huir por Francia, España y Portugal hasta que logró llegar con su familia a los Estados Unidos.


    Pero, pero , pero ...mientras hacían ésto ; bebían  4 millones y medio de botellas de Coca-Cola al año!!!. Un refresco americano, hecho por mulatos, blancos y negros y, por algún judío o socialista...(??????) .El propio mariscal Goering estaba obsesionado por averiguar  el ingrediente secreto 7X...
  En 1941 cuando Estados Unidos entra en la guerra, las fábricas de Coca-Cola en Alemania no pueden producirla porque no llegan los ingredientes necesarios. El director de las fabicas de Alemania inventa un nuevo producto con los ingredientes que tiene a mano: sidra, queso y azúcar.  Después entre todos los empleados piensan en un nombre para la bebida . Y le ponen el nombre de FANTA derivándolo del nombre "Fantasie" (fantasía o imaginación, en alemán) .
  Es dificil condensar todo el horror que supuso la guerra mundial y el holocausto nazi (todo ello mientras se preocupaban por fabricar un refresco....) es preferible dignificar a las víctimas y no mostrarlas como esqueletos vivientes...
   Aquí teneis un enlace a  una página que recoge el arte de los campos - dibujos , pinturas y esculturas de supervivientes o internados en los campos que no salieron jamás-. Y aquí este pequeño montaje sobre la vida cotidiana de Ana Frank para que disfruteis mientras leeis este capítulo de su libro El Diario de Anna Frank donde narra su vida en un desván oculto de Amsterdam con su familia y otros judíos.
   El arte, la literatura, la música...no son actividades pasivas . El ejemplo es Francesc Boix o Malagón....

File:Gustav Klimt 046.jpg
Los nazis además confiscaron todas las pertenencias a las familias judías, como este Retrato de Adela Bloch-Bauer de Klimt ( muchos otros cudadros de Klimt terminaron confiscados porque él era el retratista de moda de las familias burguesas judías). Los herederos han estado en juicios para recuperar sus cuadros hasta hace poco, algunos siguen pleiteando.